Como sabe cualquier seleccionador de personal, contratar a un nuevo empleado puede ser una tarea estresante. Hay que cribar las cualificaciones, actitudes y personalidades de los candidatos. Con demasiada frecuencia, este proceso puede ir en detrimento de los buenos candidatos.
Las contrataciones fallidas son un lastre. El proceso de contratación cuesta tiempo y dinero a la empresa. El coste de la sustitución de un empleado puede ascender al 400% del salario base del empleado saliente, por no hablar de la agitación, la reducción de la eficiencia de la empresa y la caída de la moral causadas por la contratación de la persona equivocada.
A la hora de contratar, el responsable de contratación está sometido a mucha presión. Si a esto se añaden los limitados medios para seleccionar a los candidatos disponibles, se obtiene la receta para reclutamiento fracaso. Cuando un responsable de contratación empieza a analizar peculiaridades de carácter y a considerar factores como la edad y el sexo, corre el riesgo de emitir un juicio precipitado.
No te lo tomes a la ligera
Mantén la mente abierta cuando entrevistes y considera la posibilidad de realizar entrevistas secundarias o recurrir a más de un entrevistador antes de tomar una decisión. Esto puede darte perspectiva.
La sobrecualificación es una simplificación excesiva
Evite excluir a candidatos sobrecualificados suponiendo que se aburrirán con el trabajo y abandonarán la empresa. Escuche lo que tienen que decir. Es posible que pueda contar con un profesional que se incorpore al puesto con una formación mínima.
Evitar etiquetas
Otro error común de los responsables de contratación es etiquetar a los candidatos potenciales. Esto puede ser un efecto secundario de dar demasiada importancia al ajuste cultural del candidato en detrimento de sus habilidades.
Los directivos utilizan sus limitados conocimientos para etiquetar a los candidatos y, en última instancia, eliminan a muchos grandes contratados sin darles la oportunidad de probarse a sí mismos o de demostrar que destacan en otras áreas.
Por ejemplo, un candidato procedente de una empresa poco ética puede ser tachado de "poco fiable". Un perfil escaso o nulo en las redes sociales puede hacer que un candidato parezca "fuera de onda". ¿Demasiados cambios de trabajo? "Poco comprometido".
Estas etiquetas pueden reducir tanto a los candidatos que son rechazados injustamente.
Equilibrar las emociones y los sentimientos viscerales
Los responsables de contratación que no son conscientes de los prejuicios ocultos tienden a decantarse por los candidatos más simpáticos, favoreciendo su elección inconsciente por encima de los solicitantes mejor cualificados. El instinto tiene su lugar en el proceso de contratación, pero confiar demasiado en él puede sabotearlo.
Los responsables de contratación deben ser flexibles y mantener la mente abierta, a menos que sea evidente que el candidato no está cualificado. Y recuerde que la empatía es una ventaja, pero la simpatía puede nublar su juicio.
Un responsable de contratación que se toma su tiempo evita errores costosos. Al establecer cuidadosamente los criterios por los que se preseleccionan y contratan a los candidatos, al tomarse el tiempo necesario para explorar los perfiles de los candidatos y al no tener miedo a buscar múltiples opiniones, los responsables de contratación pueden evitar hacer juicios precipitados.